En el Yoga la respiración no es sólo un acto fisiológico, sino la esencia que conecta cuerpo, mente y espíritu. En esto todas las tradiciones están de acuerdo, pero en este episodio vamos a descubrir el arte de la respiración en los diferentes estilos de Yoga, ya que cada uno de ellos tiene su propio lenguaje respiratorio.
Exploraremos cómo la respiración no sólo acompaña las posturas, sino que se convierte en el hilo conductor que hace que cada práctica sea una experiencia completa de bienestar y autodescubrimiento, impactando su eficacia física, y abriendo la puerta hacia estados de conciencia más elevados.
En este episodio resolvemos todas las dudas habituales sobre este tema, y conocemos la importancia y peculiaridades de la respiración en cada uno de los estilos. Y terminamos compartiendo una meditación para el burnout, ¡no te la pierdas!
Contenido
- La respiración en los diferentes estilos de Yoga: minuto 12:53
- Estilos estáticos:
- Hatha Yoga
- Iyengar
- Yin Yoga
- Estilos dinámicos:
- Vinyasa Yoga
- Ashtanga Yoga
- Kundalini Yoga
- Meditación para el burnout: minuto 23:57
- Estilos estáticos:
Transcripción
En la práctica del yoga, la respiración es esencial para conectar el cuerpo y la mente, y es una parte fundamental de la mayoría de las tradiciones, ya que como te digo siempre es quien hace posible la diferencia entre realizar simplemente un ejercicio físico, o hacer realmente Yoga.
Sin embargo, la forma en que se aborda la respiración puede variar según el estilo de yoga. Y no me refiero únicamente a la técnica de respiración empleada, sino al objetivo que se busca con ella, a la forma en que la respiración estructura y cohesiona la práctica.
Hoy vamos a descubrir todos estos enfoques diferentes, y espero que gracias a ello puedas también comprender mejor en qué consiste cada estilo, porque lo cierto es que son muchísimas las opciones que hay a la hora de practicar Yoga, y no siempre las tenemos todas claras, especialmente cuando estamos empezando.
Quiero aclarar de todas formas que aquí no voy a hablar de todos y cada uno de los estilos disponibles porque cada día salen uno o dos nuevos, y la mayoría tampoco tienen gran interés.
Vamos a concentrarnos en los principales y en los que realmente nos ofrecen cierta profundidad y aportan una perspectiva nueva a la hora de relacionarse con la respiración.
Hablaremos así primero de estilos estáticos, incluyendo Hatha Yoga, Iyengar y Yin Yoga. Después de estilos dinámicos como Vinyasa y Ashtanga. Y por último de Kundalini Yoga, que siempre es un caso aparte.
Pero antes de adentrarnos en todos ellos quiero aclarar la primera duda que surge, sobre todo a las personas que practican pilates, y es por dónde se exhala en Yoga. La respuesta es por la nariz, a no ser que estés haciendo una técnica específica que indique lo contrario.
Aquí siempre inhalamos y exhalamos por la nariz, no como en pilates que se suelta el aire a través de la boca. Esto genera confusión y un hábito muy difícil de romper. Pero pese a que se tienda a equiparar o comparar el pilates y el Yoga lo cierto es que no tienen nada que ver, uno es un deporte y otro una práctica espiritual, así que olvídate de lo que haces en tus clases de pilates y abre tu mente y tu cuerpo a una experiencia nueva y totalmente distinta.
Dicho esto comenzamos ya a descubrir algunas de las diferencias clave en la forma en que la respiración se aborda en diferentes estilos de yoga. Y lo hacemos con los estilos estáticos, comenzando con el más importante, que es Hatha Yoga.
Hatha Yoga
Hatha Yoga busca elevar la conciencia a través del entrenamiento y de la perfección del cuerpo, y, para ello, la atención se enfoca meticulosamente en la alineación y la ejecución precisa de posturas estáticas.
Este estilo es conocido por su enfoque en la respiración consciente, normalmente la respiración yóguica completa, que tienes explicada en detalle en el episodio número 6.
Aunque aquí tenemos que hacer una triste aclaración, y es que desgraciadamente lo que conocemos a día de hoy como Hatha Yoga no es más que una versión simplificada y edulcorada del estilo original.
De forma tradicional en Hatha Yoga se practica también la respiración Ujjayi, que vimos en el episodio 102, y consiste en respirar bloqueando la glotis, de forma que se genera un sonido muy característico en la garganta.
A día de hoy creo que esta respiración se ha quedado en los estilos dinámicos, como veremos más adelante, y es más difícil encontrarla en una clase de posturas estáticas.
Del mismo modo dentro de la práctica de Hatha Yoga pueden aparecer otros tipos de respiración como la respiración alterna, llamada Nadi Sodhana, la respiración por un solo lado de la nariz, Surya o Chandra Bhedana, o respiraciones con diferentes ratios, como Vishama Vritti Pranayama.
Pero lo cierto es que estas respiraciones no se hacen nunca mientras sostienes los asanas. Si aparecen en la práctica es al principio o al final de todo, a modo de meditación.
Durante las posturas se realiza la respiración completa como base para el autoconocimiento, la presencia y la conciencia, proporcionando una plataforma sólida para el crecimiento físico y espiritual.
Hemos dedicado un episodio completo a hablar de la relación entre los asanas y la respiración, el número 61. Y además es el estilo más conocido y familiar, por lo que prefiero detenerme en aquellos que puedan ofrecer más peculiaridades.
Iyengar
Pasamos así a hablar del Yoga Iyengar, un estilo que destaca por la importancia que da a la alineación precisa en las posturas. En realidad es un tipo de Hatha Yoga, sólo que pone un énfasis especial en la perfección de la postura, y para ello emplea gran cantidad de variantes y accesorios, convirtiéndose en el estilo más técnico. Si cada estilo pudiera representarse con una profesión, este sería sin duda ingeniero.
Iyengar, su creador, fue un influyente maestro de yoga que tenía una perspectiva única sobre la relación entre la respiración y la práctica de los asanas, enfatizando la importancia de perfeccionar la postura antes de centrarse completamente en la respiración.
Según Iyengar, la atención inicial debería centrarse en la alineación precisa del cuerpo y la ejecución correcta del asana. Creía que la concentración en la respiración al principio podría distraer a los practicantes de corregir y perfeccionar la postura en sí. Para él, la respiración y la postura son aspectos interconectados pero deben ser abordados secuencialmente para lograr una práctica más profunda y efectiva.
Una vez que la postura se ha internalizado y perfeccionado, Iyengar alentaba a los practicantes a dirigir conscientemente su atención hacia la respiración. Consideraba que esta secuencia permitía una comprensión más completa de ambos elementos, facilitando la integración de la respiración consciente en el asana de una manera más natural y efectiva.
Ten en cuenta que esto es algo muy característico de este estilo, y que esta idea no siempre es compartida ni aceptada. Si te interesa entrar en ese debate tienes el episodio 62 dedicado por completo a ello. Hoy simplemente me interesa que comprendas los diferentes puntos de vista.
Aquí, una vez perfeccionada la postura, la respiración se convierte en una herramienta para profundizar en ella, mejorando la conciencia corporal, facilitando la conexión entre la mente y el cuerpo y dirigiendo la atención hacia el interior.
Cada respiración se convierte en un recordatorio para explorar la profundidad y la sutileza de cada asana, llevando la práctica más allá de lo físico hacia la autenticidad y la autoexploración.
Yin Yoga
Cambiando a Yin Yoga, aquí de nuevo realizamos la respiración yóguica completa, enfatizando la tranquilidad y la profundidad.
Es un estilo que se caracteriza por la quietud y la suavidad, manteniendo posturas pasivas durante largos periodos de tiempo. De este modo, la respiración sirve como acompañante de la relajación y ayuda a permanecer en las posturas durante períodos prolongados.
Además, este estilo pone el foco principal en la apertura de articulaciones y el estiramiento de tejidos conectivos, por lo que la respiración actúa como una guía suave para liberar tensiones físicas y mentales. Nos ayudamos de ella para dejar ir el control y la tensión, principalmente con la exhalación.
Podemos decir que la atención a la respiración en Yin Yoga es un puente hacia la rendición, permitiendo una exploración profunda de la quietud y la introspección, todos ellos aspectos clave de esta práctica.
Vinyasa Yoga
Después de ver estos tres ejemplos tan diferentes, ahora pasamos a los estilos dinámicos, comenzando a hablar de Vinyasa Yoga.
En realidad, podría decirse que forma parte del Hatha Yoga, o del yoga más físico centrado en las posturas, sólo que ahora los asanas se realizan enlazados entre sí, moviéndote de uno a otro de la mano de la respiración.
Es un baile constante entre postura, movimiento y respiración. Aquí, la transición suave entre las posturas es la clave, y la respiración, que por cierto es con la técnica Ujjayi, actúa como el hilo conductor que une cada movimiento con conciencia.
Esta sincronización de respiración y movimiento no sólo mejora la fuerza y la flexibilidad, sino que también invita a una profunda atención plena, creando una experiencia que es tanto un ejercicio dinámico como una práctica meditativa.
De hecho se dice que es de los mejores estilos para comenzar si eres de esas personas a las que les cuesta estar quieto en una postura, ya que aquí no encuentras esa dificultad.
La idea es que toda la práctica se convierta en una meditación gracias a la respiración, dando igual importancia al asana y a la forma en que entras y sales de ella.
Ashtanga Yoga
Otro estilo dinámico es Ashtanga Yoga, cuya peculiaridad es seguir una secuencia predefinida de posturas. Cuenta con varias series de asanas, que siempre se repiten en el mismo orden, y a través de las cuales la persona va desarrollando su práctica de forma progresiva y autónoma.
En una clase tradicional de Ashtanga Yoga, de nuevo no lo que encontramos ofertado en los centros, el alumno practica unas pocas posturas, las que el profesor considera adecuadas, y a medida que las perfecciona va incluyendo más, avanzando en cada serie. Y esto lo hace de forma totalmente personal, de forma que en el mismo espacio cada alumno practica sus posturas, sin seguir una clase estructurada.
Otra peculiaridad ya más relacionada con la respiración es lo que se llama «Tristhana». Esta técnica es la clave de Ashtanga Yoga junto con las series de posturas, y son los tres puntos de enfoque o acción: la respiración, la postura y los drishtis.
La respiración vuelve a ser Ujjayi, como en todos los estilos dinámicos. Se mantiene constante durante toda la práctica, buscando activar el fuego interno y purificar el sistema nervioso.
Además este estilo incluye la práctica de bandhas o cerraduras energéticas en las posturas, para evitar que la energía se disipe.
Las posturas son muy precisas y buscan desarrollar fuerza, estabilidad y salud.
Y los drishtis son los puntos de enfoque de la mirada, que también vienen especificados en las posturas, buscando mantener centrada y enfocada la mente.
La práctica resultante es intensa y sistemática, canalizando la energía a través de cada movimiento y respiración. Ashtanga se convierte así en una danza disciplinada, fusionando la fuerza física con la atención mental para lograr una gran armonía.
Kundalini Yoga
Quiero hablarte por último de Kundalini Yoga, que es un estilo muy diferente, ya que es un Raj Yoga. Es lo que hemos venido practicando en todas las meditaciones de este podcast, así que no creo que te resulte tan ajeno.
Aquí la respiración es la llave maestra para desbloquear la energía Kundalini. El uso de pranayamas específicos estimula la energía vital y eleva la conciencia a niveles superiores.
La respiración no es simplemente un acto físico, sino un medio para despertar la serpiente de energía que yace en la base de la columna vertebral, llevando a la expansión espiritual y la conexión con lo divino.
Esto en la práctica se traduce en que se emplean cantidad de técnicas de respiración diferentes, y éstas pueden aparecer dentro de cada asana, o en las meditaciones.
Ten en cuenta que Kundalini Yoga se practica mediante kriyas que han sido diseñados con un fin específico, y que contienen todas las indicaciones necesarias, así que en todo momento se te dice cómo respirar.
Cada asana puede incluir, aunque no siempre lo hace, un movimiento, respiración, mudra, mantra. Por lo que las combinaciones son infinitas y las series de lo más variadas.
Es una práctica intensa que genera grandes cambios muy rápidamente, y aunque mucha gente lo llama el yoga espiritual, lo cierto es que esto no es del todo correcto y la forma más adecuada de referirse a él es el “Yoga de la conciencia”.
Meditación para el burnout
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado con la espalda recta en postura Fácil (Sukhasana), vas a colocar el pulgar de cada mano apoyado bajo el dedo meñique. Sosteniéndolo en esta posición, trae las manos por delante de tu corazón, con los antebrazos paralelos al suelo, y junta el dorso de las manos, de forma que los dedos queden apuntando hacia abajo. Concéntrate en pegar con más fuerza los dedos que la parte de las muñecas.
- Respiración: segmentada en 8 partes siempre por la nariz, tanto para inhalar como para exhalar.
- Ojos: enfocados en la punta de la nariz.
- Tiempo: 11 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén el aire dentro aplicando mula band. Exhala y relaja la postura.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.